“No hay problema, voy a un destino muy seguro”. “Tengo como un sexto sentido para evitar riesgos”. “Nunca he sufrido un accidente o un problema de salud”.
Puede que algunos viajeros hagan este tipo de reflexiones antes de volar a otro país, pero no Antonio y Laura ‒no podemos decir sus apellidos por protección de datos‒ cuando viajaron a Florida a pasar su luna de miel. Entorno seguro, baño de sol y mar en Palm Beach… y un percance que no figuraba en los planes. Antonio sufre una embolia pulmonar y lo ingresan de urgencia. Aún así, el viaje tiene final feliz, se recupera en unos días y no hay que reanimar su cuenta corriente: su seguro se hace cargo de los 21.809 dólares de la factura hospitalaria.
¿Qué puede pasar en Japón, otro destino controlado? Tal vez un poco de ardor de estómago al probar una gastronomía tan diferente. No es temporada de tifones. Y no tendremos la mala pata de coincidir con un terremoto, no nos pongamos tremendos que vamos de vacaciones. Clara, otro caso real, pensó que, para disfrutarlas de verdad, mejor incluir en el equipaje un seguro con cobertura médica, porque todo le pasa a los demás hasta que le pasa a uno. En una visita a la ciudad costera de Niigata sufre una caída con rotura de fémur, hay que operar y pasa 11 días en un hospital hasta que puede ser repatriada. Su póliza cubre los 12.334 euros de gastos médicos, incluyendo la ida y la vuelta de un enfermero acompañante por importe de 4.725 euros.
Más imprevistos de los previstos
El caso es que hay muchos Antonios, Lauras y Claras, de hecho los accidentes y enfermedades acaparan más de la mitad de las incidencias durante las vacaciones. Según un informe de ERGO Seguros de Viaje, compañía especialista en este sector, el 61% de los siniestros de sus asegurados tienen relación con la garantía de asistencia, y la principal causa es un problema de salud o un percance que requieren asistencia médica, una visita al hospital o, en algunos casos, el ingreso.
Del total de asistencias, un 51% corresponden a gastos médicos y hospitalizaciones, un 4% a repatriaciones o transporte sanitario, y el resto son traslados a centros hospitalarios, regresos anticipados a casa o desplazamientos de un acompañante, generalmente un familiar, en caso de hospitalización. Según UNESPA (Asociación Empresarial del Seguro), el año pasado algunos seguros llegaron a costear facturas médicas de hasta 175.000 dólares en EEUU, de 134.000 euros en México o 116.000 en Camboya. ¿Cosas de destinos lejanos o exóticos? No necesariamente. Según Unespa, repatriar desde países tan cercanos como Francia, Bélgica o Alemania puede rondar de 1.800 a 2.300 euros. Eso sí, parece poco comparado con la repatriación desde, por ejemplo, Guinea, que superaría los 15.000. Tanto la distancia como la infraestructura del propio destino, que pueden aumentar la complejidad del traslado, influyen en los costes.
Con un 24% del total de las incidencias, los problemas con el equipaje o el retraso de algún medio de transporte son clásicos.
Otro tipo de percances frustra los planes antes incluso de salir de casa: la anulación del viaje, cuando se ha anticipado un buen dinero en reservas, por imprevistos como una enfermedad o un accidente del asegurado o de un familiar, una cita para una intervención quirúrgica que imposibilita viajar o tener que incorporarse a un nuevo trabajo. No se trata de una escena infrecuente: hasta el 15% de las reclamaciones en ERGO Seguros de Viaje se deben a esta causa.
Con un 24% del total de las incidencias, los problemas con el equipaje o el retraso de algún medio de transporte son clásicos. Más allá del valor del contenido, la pérdida de las maletas puede ser un engorro si incluye medicamentos muy específicos y difíciles de conseguir ahí fuera, o cualquier objeto al que se tiene un cariño especial.
¿Ante todos estos riesgos avanza la sensatez de viajar protegido? La tendencia es al alza, como explica María Martínez Campo, directora general de ERGO Seguros de Viaje: “La pandemia marca un antes y un después en la concienciación sobre la importancia de la salud y la seguridad. Si en 2019, dos de cada diez viajeros contrataban asistencia, ahora el porcentaje de concienciación ha subido a más del 37%”. Esa precaución no riñe con disfrute, todo lo contrario: “Creemos que un requisito necesario para disfrutar es precisamente la tranquilidad de contar con una buena cobertura ante cualquier imprevisto”, añade María Martínez Campo.
La psicología (humana) del viaje
Este juego entre conciencia y seguridad refleja la psicología humana. Los preparativos de un viaje, tantas cosas prácticas que resolver, la emoción de una escapada soñada… Esta vorágine a veces distrae de que viajar es salir de la zona de confort, y aunque aterricemos en un lugar en teoría seguro, también es territorio ajeno. Por mucho que planifiquemos, nos falta la red de apoyos tanto personales como de servicios.
Por eso la directora general de ERGO Seguros de Viaje aconseja entender la casuística de situaciones diferentes a las cotidianas, que para eso precisamente se suele viajar. Por ejemplo, si una misión de trabajo implica compromisos que no pueden arriesgarse por un simple percance, el hijo adolescente que por primera vez viaja solo y pasará meses de intercambio, cualquier escapada con actividades físicas como alquilar una simple bicicleta, planes del Imserso para gente mayor que necesita un plus de protección… O, al otro lado de la edad, mochileros y nómadas digitales con esa sensación tan estimulante pero poco fundada de que el mundo es suyo. Puede serlo, pero más con la confianza de un equipo de asistencia detrás, por si las moscas.
La seguridad está en los detalles
El Ministerio de Asuntos Exteriores aconseja informarse a fondo del destino antes de viajar y contratar una buen seguro de viaje internacional con amplia cobertura médica. Por eso también es recomendable contar con una compañía especialista. Por ejemplo, ERGO Seguros de Viaje, que acumula más 100 años de trayectoria y reconocimientos como, entre otros, una de las mejores valoraciones de la Asociación Española de Corredores de Seguros durante los últimos ocho años.
Tal especialización permite coberturas flexibles, ajustadas a la amplia variedad de riesgos propios del viaje: anulación, atención médica 24 x 7 x 365, repatriación, reembolso del valor del equipaje, demoras de vuelos, responsabilidad civil o protección jurídica en cualquier lugar mediante una de las plataformas de asistencia internacional más completas, que integra 40.000 proveedores, 200 expertos locales y hasta 40 idiomas. La especialidad está en los detalles: que la compañía abone por adelantado los gastos de asistencia médica, como exigen numerosos centros hospitalarios en destino; cubrir los gastos de unos padres para que lleguen cuanto antes a cuidar a su hijo; facilitar a un viajero la medicación que ha extraviado; o disponer de una app móvil (Air Doctor) con la que solicitar asistencia médica en destino, como la que ofrece ERGO Seguros de Viaje, para que los viajeros localicen el doctor más cercano, el tipo de consulta o incluso el idioma en el que quieren ser atendidos.