En tres meses, la herramienta de inteligencia artificial generativa ChatGPT logró tener 100 millones de usuarios y se aplica cada vez más en la medicina, el derecho, los seguros… No extraña, por tanto, que dé ahora el salto al gran negocio de las oposiciones, que tiene futuro en España, pues la mitad de los funcionarios se van a jubilar en los próximos 10 o 15 años. Una revolución en la forma de estudiar con simulacros, temarios personalizados, retos o un asesor las 24 horas. Arturo de las Heras, presidente de Ancypel (Asociación Nacional de Centros y Proveedores de e-Learning), no lo ve como un peligro, sino como una realidad ―“es de suponer que la Administración pública también lo pueda aplicar”―, pero remarca que “detrás siempre ha de estar un ser humano que sepa utilizarlo y revisarlo, y evitar los sesgos que pueda haber”.
Cuando en noviembre de 2022 OpenAI sacó ChatGPT al mercado, el hispanonoruego Nicolás Escudero Heiberg, trabajador de Google durante 17 años, se “enamoró” de la aplicación. Pero, a su vez, el bot (una aplicación de software automatizada) no pudo ayudar de forma adecuada a su hija de 11 años a repasar la estructura de la Unión Europea. “Pensé, claro, el problema es que el bot no entiende el currículo, no sabe qué es lo que mi hija tiene que estudiar”, recuerda. Vio entonces un gran potencial en el mundo de la educación, y se puso a ello.
Escudero estudió los diferentes sistemas educativos en España y le pasmó el del mundo de las oposiciones. Apenas existen en Noruega, donde se crio, que contrata a los profesores por su currículum, y le remató saber ―tras apuntarse a una academia que formaba para las de Administración General del Estado― que no hay un temario oficial que uno se pueda descargar gratis de un organismo oficial, sino que el opositor tiene que elaborarlo él o comprar tochos de folios de una academia que se actualizan muchas veces con un PDF anexo. Formarse en una academia con profesores presenciales cuesta entre 1.000 y 7.000 euros, dependiendo de la convocatoria.
Con estos mimbres y un equipo ha creado su propia plataforma, Educaia, por ahora centrada en las oposiciones a maestro de Infantil, pero que se expandirá a otras. “Llegamos para democratizar el acceso al empleo público”, se publicitan. Pero el problema, reconoce este geógrafo especializado en innovación, es que “la bestia miente mucho” y hay que “domarla”. “Como solo tardamos siete días en crear el temario [de siete comunidades]”, asegura, “nos pareció una pequeña burrada cobrar por esto. Creo que éticamente es algo que debería estar en abierto”. Así que cualquiera que se registre accede al temario y puede tomar notas; y si paga puede personalizar el documento, examinarse hasta de 10 simulacros al mes ―suele hacerse uno al trimestre― aunque no recibe una nota, sino consejos positivos, o la máquina corrige su temario con los criterios del tribunal, sus rúbricas (reglas) y le hace sugerencias de mejora. Ahora chequean que las respuestas que da el sistema, “la Bot” ―llamada así para no olvidar que no contesta un humano―, son verdaderas. Fallan en un 3% de una conversación, pero afinarán más cuando el sistema “se nutra del aprendizaje”.
Ocho de cada 10 aspirantes a una plaza pública son mujeres y el mismo porcentaje ha trabajado más de cinco años, según una encuesta de la plataforma online de preparación de exámenes Opositatest, que usa la IA para lanzar test personalizados. La mitad de la población activa, una de cada dos personas de entre 18 y 55 años, ha opositado o está pensando en hacerlo. María Fernández, residente en Zamora, se apuntó a una academia y andaba “perdida, había saturación de opositores, cero personalización…”, recuerda. Ahora se siente “muy acompañada” por su preparador particular, pero, como trabaja y tiene poco tiempo para estudiar, le da “seguridad” que la aplicación de Educaia le resuelva dudas en el momento o le mejore temas.
Escudero no cree que sean una amenaza: “En el peregrinaje del opositor se necesita contacto humano, alguien que te tranquilice, te aconseje…”. Además, se ajusta a la vida de los interinos, forzados muchas veces a cambiar de localidad varias veces durante el curso, lo que les impide ir a la academia. Los profesores, cuenta, no son muy partidarios de las clases grabadas, ya que se pueden compartir. Lo sufrió Inmaculada Muñiz, la directora académica de la aplicación que en paralelo estudia las oposiciones.
El presidente de Ancypel valora que la IA puede “analizar el progreso y las áreas de debilidad de los aspirantes, adaptando los materiales de estudio y las preguntas de práctica”, y argumenta que, además, los algoritmos de generación de lenguaje natural pueden crear material educativo, como resúmenes de temas, ejercicios prácticos y preguntas de examen. De las Heras no destaca ningún aspecto negativo de la tecnología, aunque proyectos como Gokoan están concebidos como sustitutos de las academias.
Psicología y nuevas tecnologías
Gokoan es una plataforma que cuenta con una metodología propia para preparar oposiciones de los grupos A y C. Clara Torrijos, especializada en la aplicación de la psicología a las nuevas tecnologías, creó en 2017 su propia plataforma para dar respuesta a su necesidad personal. Con hijos pequeños, quería prepararse unas oposiciones, pero las academias, cuenta, no se adaptaban a su situación. Con esta limitación en mente, diseñaron un sistema de estudio que se adapta a los objetivos y velocidad de estudio del opositor y que ahora usa IA generativa. Cuanto más sabe la máquina de él, más precisas son las instrucciones que le da. Por ejemplo, ajusta la dificultad de las preguntas a su nivel.
El 80% de los inscritos en Gokoan (koan es un reto japonés) son mujeres, y la mayoría tienen entre 25 y 55 años y una situación socioeconómica medio-baja. “Somos una metodología para estudiar oposiciones validada por la Universidad de Valencia”, señala Torrijos, “Aplicamos la psicología de aprendizaje para fijar conocimientos a largo plazo. Por ejemplo, tenemos en cuenta las curvas de olvido en los repasos, la fragmentación del contenido para aprender a trocitos ―que se retiene mejor― o las repeticiones espaciadas”. En unos meses incluirán gamificación de adultos para mantener la motivación. “Quien se apunta, en poco abandona la academia”, asegura.
Mientras que CazaTuPlaza, creada en 2018, aspira a ser un complemento, no que su usuario abandone la academia. Al revés. El sistema se adapta a la línea educativa de cada centro, personaliza el diseño y dispone de herramientas para saber en qué punto está cada opositor, qué documentos consulta, el tiempo que pasa viendo vídeos o qué elementos funcionan mejor. Y los aspirantes a funcionario disponen de juegos para mejorar y retos que les enfrentan a otros alumnos. La IA en su software permite a los opositores ver si están aprendiendo o no por los resultados de las pruebas.
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