A apenas dos semanas de las elecciones europeas, el presidente francés, Emmanuel Macron, alertó este domingo en Berlín acompañado de su homólogo alemán, Frank Walter-Steinmeier, en contra de la “fascinación por el autoritarismo” y del nacionalismo en un momento en el que se vive “una especie de crisis de la democracia” en Europa.
Durante el inicio de su visita de Estado de tres días a Alemania, Macron resaltó que nunca ha habido “tantos enemigos internos y externos”. “Creo que estamos viviendo una fase verdaderamente vital en Europa”, afirmó durante un diálogo en el marco de la Fiesta de la Democracia con la que Alemania celebra los 75 años de su Ley Fundamental y los 35 años de la revolución pacífica que hizo caer el Muro de Berlín.
“Lo dije hace unas semanas: Europa puede morir. En primer lugar, porque vuelve a haber guerra en Europa”, recordó sobre la invasión rusa de Ucrania y su discurso en la Sorbona de finales de abril. “En segundo lugar, porque uno de los retos más importantes de Europa es ser el primer continente en lograr la descarbonización, es decir, conciliar crecimiento y protección del clima, y hacerlo de la mejor manera posible”, apuntó sobre uno de los grandes retos a los que se enfrenta el continente europeo, entre los que se encuentra también el del cambio digital.
Europa vive un gran auge de partidos de ultraderecha. Para el jefe de Estado francés, esto se debe, sobre todo, a que “el miedo alimenta” los extremismos. “El miedo a un mundo que cambia”, declaró posteriormente en una rueda de prensa celebrada en el Palacio de Bellevue, donde fue recibido con honores militares; “el miedo a que las cosas ya no estén bajo control. Esto incluye el cambio climático y también los cambios en los hábitos que se han producido debido a las transformaciones en la industria y la agricultura”, explicó. Para luchar contra ello, Steinmeier, por su parte, recomendó escuchar a la gente y solicitó una “alianza de demócratas que se oponga a los que atacan la democracia y Europa”.
La visita de Macron llega en un momento en el que las relaciones franco-alemanas no atraviesan su mejor momento. En un intento por desmentir desavenencias entre París y Berlín, se organizó la que es la primera visita de Estado de un presidente francés en 24 años. Se trata de mucho más que un viaje oficial. En estos tres días todo girará en torno a los discursos y el simbolismo con un objetivo común: intentar mostrar la buena sintonía a pesar de algunos desencuentros o debates.
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Las primeras fotos de abrazos y amplias sonrisas entre Macron y Steinmeier no se hicieron esperar. En la que es la sexta visita de Estado de un presidente francés en más de 60 años debe quedar reflejada “la relación tan especial” de la que hablan los dos países cuando se les pregunta por posibles problemas.
Conscientes de este peso, desde el primer momento los dos jefes de Estado se refirieron a ello. Para Steinmeier, se trata de un “gran malentendido” cuando se dice que hay dificultades entre los dos países. En su opinión, no se puede esperar que dos países europeos diferentes estén siempre de acuerdo en todo desde el principio. “Siempre se ha criticado que Francia y Alemania estuvieran en desacuerdo en ciertos puntos, pero hasta estos últimos días ha habido pruebas suficientes que demuestran que, a pesar de nuestros diferentes puntos de partida, al final hemos llegado a un acuerdo”.
Macron recordó que si se miran los periódicos de las últimas décadas, a menudo se ha hablado de que la amistad franco-alemana “tartamudea” o que está “paralizada”. “Pero eso no es cierto”, afirmó. “Siempre hemos hablado y discutido entre nosotros”, indicó. “Y siempre hemos encontrado la manera de unirnos”. “Me gustaría decir, para ser sincero, que veo mucho más lo que tenemos en común y veo mucho más lo que hemos conseguido juntos que lo que nos separa. Las relaciones franco-alemanas son una pieza central de Europa, son importantes e indispensables para Europa”, agregó el presidente francés, que después de Berlín visitará Dresde acompañado de su esposa, Brigitte Macron, y de Steinmeier y su esposa, Elke Büdenbender. Allí, Macron, que es el primer presidente francés que visita el este de Alemania, tiene previsto pronunciar un discurso sobre política europea ante la famosa Frauenkirche. El martes continuará hacia Münster, donde recibirá el Premio Internacional de la Paz de Westfalia.
Sin embargo, por muy bien que se lleven los dos jefes de Estado, las relaciones entre Berlín y París se consideran actualmente difíciles a nivel gubernamental. Las dos capitales chocan constantemente en cuestiones clave. Esto se aplica tanto a la cuestión del apoyo a Kiev en la guerra de Ucrania como a la de la política económica frente a Estados Unidos y China. Estas y otras cuestiones se debatirán tras la visita de Estado en un consejo ministerial franco-alemán que se celebrará el martes por la tarde en el castillo de Meseberg, la casa de huéspedes del Gobierno alemán, al norte de Berlín, donde Macron se verá de nuevo con el canciller alemán, Olaf Scholz.
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