“En lo referente a medidas en caso de vertido accidental, se indica no inhalar el polvo, evitar el contacto con la piel, los ojos y la ropa cuando se proceda a la limpieza del vertido, así como evitar la formación de polvo. Para su manejo y almacenamiento, se recomienda no inhalar el polvo, evitar el contacto con piel y ojos y, por lo tanto, el uso de gafas de protección y guantes”. Este párrafo, incluido en medio de las consideraciones técnicas y normativas de uno de los dos informes encargados por la Xunta, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, advierte de los riesgos que pueden correr las personas que luchan contra la contaminación por pellets que está llegando a las costas de Galicia, Asturias y Cantabria. El documento en sí es el informe elaborado por el Cetim (Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial, radicado en A Coruña y de carácter privado), uno de los dos que esgrime el Ejecutivo gallego para asegurar que las bolitas blancas que están llegando a las playas no son tóxicas. Este informe solo analiza el etiquetado y advierte de que se está realizando un análisis de muestras recogidas en las playas gallegas.
Un portavoz oficial de la Xunta, sin embargo, hace una llamada a la tranquilidad: insiste en que no se debe “alarmar a la gente” con este punto de un texto que, en casi todos sus apartados, repite que los pellets, en sí, no son peligrosos. Solo el resultado de su trituración. La misma fuente explica que, tras recibir el documento, responsables del Gobierno gallego telefonearon al Cetim para consultar, precisamente, por este apartado concreto. “Los expertos nos aseguraron que esto pasaría exclusivamente en el caso de que el material se pulverizase. Es PET como el de las botellas de agua, si no se muele no suelta polvo”.
El Gobierno central y la oposición en Galicia reclaman desde este martes a la Xunta que haga públicos los primeros resultados técnicos en los que se apoya para defender que el material no es peligroso. El Ejecutivo gallego se basa en dos informes distintos, aunque ambos realizados simplemente a partir de las fichas técnicas facilitadas por la empresa fabricante. En marcha está un análisis químico que completará la información y que se encargó también al Cetim para desentrañar, “de forma empírica”, la composición de las bolitas blancas que desde hace semanas están arribando por millones a las playas.
Despejar este enigma es fundamental para poder medir la magnitud del problema ambiental y determinar la toxicidad del material de que se trata. El Cetim aclara en sus conclusiones finales del informe provisional que ya entregó a la Administración que “teniendo solo en cuenta los documentos, en base a las fichas de datos de seguridad [de la empresa fabricante], tanto la masterbatch UV9000 [el pellet] como sus componentes individuales, polímero de polietileno y aditivo UV622, se clasifican” en el reglamento europeo como “sustancia o mezcla” que “no es peligrosa” para “las condiciones de uso indicadas en las especificaciones técnicas”. Su empleo está permitido, dice incluso el informe facilitado por la Xunta a este periódico, para entrar en “contacto con alimentos”.
Una sustancia nociva en contacto con la piel
Sin embargo, se advierte unos folios antes de los riesgos en caso de vertido accidental de este producto que, según la ficha técnica, además de los dos componentes principales tiene otros dos ingredientes secundarios en muy pequeña proporción y uno de ellos, el pentaerythritol tetrakis, no es inocuo. “Se trata de una sustancia con toxicidad aguda cutánea y toxicidad acuática crónica, indicándose que puede ser nocivo en contacto con la piel y nocivo para los organismos acuáticos, con efectos nocivos duraderos”, avisa el documento de ocho folios del Cetim. Muchos de los voluntarios que llevan trabajando días de rodillas en las playas lo han hecho sin guantes, sin mascarillas y, por supuesto, sin gafas ni ropa adecuada, a pesar de que los grupos ecologistas lanzaron continuos mensajes desde el primer momento advirtiendo de la necesidad de tomar precauciones porque nadie sabía qué era aquello que se estaba manipulando.
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Basándose en estas conclusiones de expertos sobre el etiquetado del producto, la vicepresidenta de la Xunta y conselleira de Medio Ambiente, Ánxeles Vázquez, aseguró a los periodistas el lunes que los datos del Cetim indican que el material “no es peligroso”. En la misma línea se han manifestado este martes el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el líder del PP y expresidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo. Este último ha definido esta manufactura de la industria plástica como “bolas no tóxicas” y ha apostillado, en referencia al Ejecutivo central: “Lo que es tóxico es responsabilizar a la Xunta y tomar a los gallegos por poco inteligentes”. Por su parte, el ministro de Agricultura, Luis Planas, también se ha pronunciado sobre el vertido: “No existe ninguna noticia ni ninguna información de problemas vinculados a esta situación que deriven en problemas para el consumo de pescado o marisco en Galicia”. Sin embargo, la Fiscalía de Medio Ambiente ya ha abierto diligencias para determinar si el vertido —en el que sí aprecia indicios de toxicidad— puede ser constitutivo de delito.
La vicepresidenta de la Xunta explicó el lunes que la granza plástica que llega a los arenales y las rocas con cada ola es de tipo “PET, que se utiliza para elaborar envases alimentarios”. Esto “no quiere decir que no tenga afección para el medio ambiente”, admitió: “no son tóxicos, no son peligrosos, pero como es plástico hay que quitarlo de los arenales” de forma “coordinada y con sentidiño”, invitó Vázquez. “No es tóxico”, ha dicho este martes Rueda, que ha asegurado que el contenido íntegro de los dos informes encargados “a organismos oficiales y con personas acreditadas” se hará público en los próximos días. El presidente de la Xunta ha abundado en la idea de que “se está hablando de productos que se utilizan en la industria alimentaria”.
La ficha técnica del producto
El otro informe en el que se basa la Xunta es todavía más escueto (poco más de una página), fue el primero que llegó a manos del Gobierno gallego, y también concluye que las bolitas plásticas no son peligrosas. Lo firma Santiago García Pardo, doctor en Ciencia y Tecnología de Polímeros y responsable de I+D del grupo Valtalia en A Coruña. Se sustenta en las especificaciones de la ficha técnica y de seguridad que la empresa fabricante Coraplast transmite a la armadora. Según la “normativa vigente” europea, este material se considera “no peligroso”, sostiene el experto consultado por la Xunta, “ya que, en caso de existir algún riesgo, estos serían recogidos en la ficha de seguridad”.
Los pellets o nurdles que llegaron primero a la costa lo hicieron dentro de sacos de rafia blanca que llevaban inscritos un nombre comercial, Bedeko (multinacional polaca productora de plásticos industriales y colores), que por su parte carga las responsabilidades de esta partida caída del portacontenedores Toconao a la naviera Maersk y señala a una factoría de India como fabricante directa. En la propia web de Bedeko se puede comprobar que esta firma está vinculada a una radicada en India, de nombre Coraplast.
En los sacos de 25 kilos arribados con las mareas, además del nombre de la marca Bedeko, aparece información sobre el contenido: “Estabilizador UV” y “UV 9000″, un material que en la web de Coraplast se puede encontrar dentro de su gama de productos para la industria plástica. La información con la que cuenta la Xunta especifica que se “identifica el producto de Coraplast”, la fabricante, “como UV9000, compuesto por: 88-90% polietileno y 10-12% aditivo UV622″. Esta segunda sustancia es un componente que se agrega a los plásticos para hacerlos resistentes a la luz.
Diligencias de investigación
Sin embargo, el lunes la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo anunció la apertura de diligencias de investigación sobre el vertido de pellets al apreciar “indicios de toxicidad” en estas “bolas de plásticos” que “no son biodegradables y no pueden eliminarse”. El ministerio público añade que el vertido que se produjo el día 6 de diciembre frente a la costa norte de Portugal (a la altura de Viana do Castelo) “contribuye a la contaminación por microplásticos”, lo que “constituye un objetivo para la Unión Europea”. Según la información facilitada por la naviera al Gobierno central, del barco cayeron seis contenedores y solo uno contenía el granulado plástico. Eran, en total, 1.050 sacos de producto, de 25 kilos cada uno (26,25 toneladas).
“Los niveles de toxicidad o peligrosidad son evaluados por la administración competente, que es la Xunta, y no hemos recibido esa información”, ha lamentado este martes la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, “nos ha llegado algún documento que ha aparecido recogido en prensa como una filtración, pero no nos ha sido comunicado oficialmente”. “Nuestra intención es trabajar con el CSIC y organismos especializados y, por tanto, con la mejor base científica para poder opinar al respecto”, ha adelantado además, en referencia a los informes de entidades no públicas que maneja la Xunta.
Mientras tanto, un grupo en el germen del voluntariado que trabaja estos días cribando la arena de las playas publicó este martes una petición en Change.org con el título Paremos la contaminación marina de pellets. Por una nueva normativa más segura. Los colectivos Noia Limpa, Ecoloxistas en Acción, Plademar, Redes de Sal, Festival Mar de Mares y Surfrider recuerdan que, según cálculos de la UE, cada año se pierden en los océanos 160.000 toneladas de estos granulados plásticos y que viajan en la parte menos segura de los buques, sobre otros contenedores. “Debido a su alta toxicidad, es crucial que sean considerados un producto peligroso y viajen en las partes más seguras del carguero”.
Dos grupos universitarios gallegos lanzan, al mismo tiempo, llamamientos a los voluntarios en las redes sociales para tratar de recabar diferentes muestras de pellets para analizarlos en sus laboratorios. Uno es el grupo Ecocost de la Universidade de Vigo, que no solo se propone estudiar las bolitas arribadas a la orilla, sino los mismos sacos que, por decenas, aparecen en las playas desde el 13 de diciembre, todavía llenos o a medio vaciar. El otro equipo, de la Universidade da Coruña, especialista en microplásticos, pertenece al IUMA (Instituto Universitario de Medio Ambiente).
“Estrategia de manipulación”
Además del Gobierno central, los demás grupos políticos en Galicia exigen a la Xunta que haga pública la información que posee sobre la mercancía desperdigada por el océano Atlántico y el mar Cantábrico. La líder de la primera fuerza de la oposición en el Parlamento gallego, Ana Pontón, portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego (BNG), visitó el martes por la mañana el parque natural de las Dunas de Corrubedo (Ribeira, A Coruña) y reclamó al Gobierno de Rueda que revele el contenido del “informe sobre el nivel de toxicidad”.
Pontón pidió que el presidente de la Xunta acuda de urgencia al Parlamento a explicar su gestión y dé cuenta de los medios que va a poner para la limpieza de las playas. La candidata a la Xunta criticó la “estrategia de manipulación y ocultación del PP” frente a los “derechos de los gallegos y las gallegas a tener toda la información”, y recordó que la Fiscalía “apunta a los pellets como un residuo potencialmente tóxico”. “No se pueden poner los intereses electorales por delante de la atención a una emergencia ambiental como la que estamos viviendo”, ha clamado Pontón.
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