El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha acudido este lunes a la cumbre del clima que se celebra en Dubái, que afronta su recta final con el principal debate abierto: si saldrá de esta cita un llamamiento a abandonar gradualmente todos los combustibles fósiles. Guterres ha instado a los casi 200 países que están presentes en esta conferencia a abandonar “las líneas rojas arbitrarias, las posiciones atrincheradas y las tácticas de bloqueo”. A lo mismo ha apuntado unas horas antes el máximo responsable del área de cambio climático de la ONU, Simon Stiell, quien también ha instado a los negociadores a que no mantengan posturas obstruccionistas que mantienen en vilo el final de una cumbre que debería acabar el martes.
Guterres, a preguntas de los periodistas —alrededor de 4.000 están acreditados en esta COP28—, ha admitido lo que la mayoría de los que están siguiendo estas conversaciones piensan: uno de los aspectos centrales para el éxito de esta COP28 es que se llegue “a un consenso sobre la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles”.
Sin embargo, su sola mención en los acuerdos finales despierta un rechazo rotundo y público de países muy dependientes de la exportación de petróleo, como Arabia Saudí e Irak. Esa mención es uno de los aspectos fundamentales de esta cumbre, en la que se tienen que aprobar otros puntos de menos calado sobre la adaptación al cambio climático y financiación. Pero esos otros textos han sido bloqueados durante días por Arabia Saudí, en lo que muchos negociadores califican de táctica para frenar las menciones al fin de los combustibles fósiles. A eso apuntan las palabras de Guterres y Stiell, aunque ninguno de los dos ha mencionado a un país en concreto.
Guterres ha insistido en que es “esencial” que el balance mundial que se hará en esta COP28 del Acuerdo de París reconozca “la necesidad de eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles en un plazo coherente con el límite de 1,5 grados y de acelerar una transición energética justa, equitativa y ordenada para todos”.
Para intentar desbloquear esta situación, Guterres ha propuesto que los recortes de emisiones, que van ligados a la reducción del uso y la producción del petróleo, el gas y el carbón, se hagan a dos velocidades. Una más rápida para los grandes emisores. Además, las naciones más ricas deben apoyar económicamente a los países con menos recursos. “No todos los países deben eliminar gradualmente los combustibles fósiles al mismo tiempo. Se aplica el principio de responsabilidades comunes diferenciadas”, ha recalcado.
Mientras, este lunes se está a la espera de que la presidencia de la COP28, que está en manos de Sultán al Jaber, el ministro de Industria de Emiratos Árabes Unidos, distribuya entre las partes el texto del balance en el que se espera que se aborde la transición del sector energético y el complicado fin del uso y la producción fósil.
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A un lado del tablero están un amplio grupo de naciones, encabezadas públicamente por la Unión Europea, que no admiten marcharse de la COP28 sin un acuerdo claro en el que, entre otras cosas, se mencione ya la necesidad de recorrer una ruta para acabar con los hidrocarburos. En la posición justamente contraria están los Estados productores y más dependientes de esos combustibles, que no quieren ninguna mención explícita al petróleo y el gas. La voz cantante, y pública, de ese rechazo ha sido Arabia Saudí, a la que luego se le ha sumado Irak. Piden que se hable de emisiones de gases de efecto invernadero y no de las fuentes que los generan, es decir, los combustibles.
En una aparente posición intermedia se sitúan, con un perfil público bajo, China y Estados Unidos; son las dos principales potencias del mundo, las dos naciones que más gases emiten a la atmósfera y los primeros productores de carbón y petróleo, respectivamente. Dos semanas antes de que arrancara la cumbre ambas naciones firmaron una declaración conjunta en la que apostaban por multiplicar por tres la potencia renovables mundial para “acelerar la sustitución de la generación de carbón, petróleo y gas”. Triplicar la potencia renovable es otro de los llamamientos que se espera que salga de la cumbre y muchos consideran que es en ese contexto en el que se debe pedir la eliminación o reducción de los combustibles. Es decir, instar a sustituir unas fuentes de energía por otras.
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