El autoproclamado Ilustrísimo y reverendísimo señor doctor Don Pablo de Rojas Sánchez-Franco, al frente de la congregación Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, fue excomulgado por los responsables de la Iglesia Católica en 2019. Tras años discretos, ha vuelto a la luz: su figura explica el encierro de 16 monjas en el monasterio de Belorado (Burgos). Detrás, intereses inmobiliarios de lo que la Iglesia entiende como secta. Las implicadas cuentan por redes sociales que están bien, que las van a acusar de “herejes” y que “irán explicando”. Tehagoluz, se llama su Instagram, aunque poco esclarecen.
“Dudo mucho que Pablo de Rojas sea gran duque imperial con cinco grandezas de España, como se está comentando”. Un vecino de Linares, que prefiere guardar su anonimato, expresa de este modo la sorpresa mayúscula que han generado en esta población las andanzas de obispo excomulgado, que residió durante muchos años en este municipio jienense.
Aunque nacido en la Sierra de Cazorla, Pablo de Rojas se afincó desde muy pequeño en Linares junto a su familia. Sus abuelos Pablo Rojas y Teresa López regentaban una joyería. Según la biografía que ha difundido él mismo, su abuelo llegó a ser durante la dictadura gobernador civil de Jaén y jefe provincial del Movimiento franquista, y presidió la Cámara de Comercio de Linares. Y su padre, Andrés de Rojas, estudió para perito de Minas, pero nunca ejerció. Trabajó como repartidor de botellas de oxígeno hasta que ganó un premio en la Lotería Nacional y se estableció como constructor. Otros vecinos recuerdan a la tía abuela de De Rojas, doña Angelita, que fue maestra en la SAFA de Linares.
Tanto De Rojas como su hombre de confianza, el sacerdote Francisco Ceacero, mantienen su amistad desde que se conocieron de pequeños en Linares. Pablo de Rojas se marchó muy joven como acólito a la iglesia del Sagrado Corazón, donde se reencontró con Ceacero.
La cuenta de X @PiaU_S_Pauli_Ap evidencia la fe que profesa esta vertiente católica. El último mensaje data del 19 de marzo, orando a San José. Muchos de sus mensajes incluyen un cepillo virtual: un número de cuenta bancaria e instrucciones de indicar el remitente “en giros o transferencias bancarias”, avisando al prójimo que “en España se pueden desgravar de la declaración de la Renta” y una consigna para sus adláteres: “Católicos, no olviden marcar en la declaración de la renta con una X la casilla de actividades sociales, que es con las que nos beneficiamos entidades como la nuestra, acogidos al régimen fiscal especial de entidades no lucrativas regulado por la ley fiscal 49/2002″. Elegir a la iglesia “supuestamente católica” implica destinar el dinero “para la iglesia conciliar o secta del conciliábulo”.
Esta petición de fondos se encuentra, por ejemplo, tras una foto del susodicho en su despacho de Bilbao, vestido con la máxima solemnidad religiosa. Detrás, una nutrida biblioteca y la bandera de España con el águila imperial. Pablo de Rojas Sánchez-Franco es más de Franco que de Sánchez, denominando al dictador como “insigne e invicto general que levantaría a España de la más humillante prosternación en que la dejó la Segunda República y la Guerra Civil, provocada por el PSOE y el Partido Comunista”. “¡Arriba España!”, proclama.
El investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas Luis Santamaría aprecia los rasgos comunes entre esos “aparentemente frikis, nostálgicos, tradicionalistas y ultraconservadores”. De Rojas quiere “aparentar, llevar ropajes y obtener el respeto de los ministros de la Iglesia”, astuto para “engañar, jugar con la confusión y la usurpación” para atraer a los defraudados por el pontificado reformador de Francisco. “Reniegan de lo posterior al demoníaco Concilio Vaticano II, que para ellos marcó el inicio de la autodestrucción de la Iglesia. Comparten teorías conspiranoicas”, argumenta Santamaría, quien critica “la ostentación y carnaval” de De Rojas: “Su participación en desfiles ataviado al modo del siglo XIX dice mucho de alguien a quien gusta disfrazarse con personalidad megalomaníaca”. El ínclito religioso, antivacunas, acudía a desfiles militares del 12 de octubre en Bilbao. La sede de la Pía Unión se encuentra en la Gran Vía bilbaína, pero él reside en otra zona elitista. Allí lo recuerdan por sus pintas y por participar en desfiles de trajes de época, además de fichar a Ceacero.
En 2012 ganó el campeonato del mejor gin tonic original celebrado Donosti, y en 2015 la fama de Ceacero se extendió por todo el País Vasco después de elaborar el mejor vermut Cinzano de Bilbao Centro. Cuando se le ha preguntado cómo podía simultanear su faceta de sacerdote con la hostelería, Ceacero ha admitido que “compaginaba ambas cosas”.
“No hemos hecho nada malo. Las monjas están pletóricas, radiantes y contentísimas de haber tomado la decisión de abandonar la Iglesia católica y haber pedido ser acogidas por Don Pablo de Rojas”, ha señalado Ceacero al periódico digital de Linares El Nuevo Observador. Además, considera que se están sacando las cosas de quicio y se están tergiversando los hechos. “Estamos muy tranquilos. Somos dos andaluces que tenemos nuestras familias en Linares y una manera de entender la fe que no encaja con el Vaticano”, ha señalado a ese medio local.
Ceacero, que no ha podido ser localizado por este diario, ha indicado que De Rojas “tenía madera de líder desde muy joven”. Unas fotos de El Correo lo presentaban en su lujosa casa, atendido por un chambelán y una sirvienta. El exobispo, destaca Santamaría, cumple otro axioma de las sectas: cargar contra su competencia. En la red social X tildó de “loco y autocastrado” a un miembro de la iglesia de la Nueva Alianza, “supuestamente consagrado obispo” por otro “apóstata y concubino”.
Santamaría zanja sobre el personaje: “Llevaba años sin saber de él, todo es farsa, sospecho que estaba ocupado con el embaucamiento”. Un supuesto “primo hermano” suyo ha clamado también en X que el exobispo fue bautizado como Pablo de Rojas Sánchez, a secas; Franco sería el segundo apellido de su abuela: “Vergüenza debería de darle”.
Las monjas implicadas han recibido comprensión de la Conferencia Episcopal, que apunta directamente al exobispo. Este fue excomulgado en 2019 por “delito de cisma” al hacerse consagrar obispo por Ngô Dình Thuc, reincidiendo “contumazmente” mediante el también cismático monseñor Williamson, otro excomulgado. Además, también habría celebrado irregularmente “diversos sacramentos”. El entonces obispo de Bilbao y hoy de Burgos, Mario Iceta, rogó a sus fieles no participar en las actividades del expulsado. Las Hermanas Pobres de Santa Clara, enfrentadas con la archidiócesis de Burgos por negarse esta a que compraran un convento en Orduña (Bizkaia) por 1,2 millones de euros, insistían en que De Rojas no estaba con ellas. Este, en cambio, fue entrevistado en Telecinco desde dentro, donde ratificó sus tesis contra el “evidentemente hereje” papa Francisco.
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