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Muere Roberta Marrero, artista, escritora y referente LGTBIQ+, a los 52 años | Cultura

Roberta Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, 1972-2024) se ha despedido repartiendo amor: “I love you all”. Os quiero a todos, dejó escrito en su nota final esta artista, dibujante, poeta, escritora… Un icono cultural —conocida primero como dj, y más tarde como creadora y activista— y un referente del colectivo LGTBIQ+. “El + nos ha dado mucho: nos ha dado tranquilidad inclusiva sin tener que estar siempre nerviosas por si nos hemos olvidado de alguna letra”, argumentaba con una sonrisa Marrero, que falleció la noche del viernes. Se quitó la vida a los 52 años.

Autora de Dictadores (Hidroavión, 2015), donde llamó la atención con sus dibujos a diversos tiranos históricos; destacó poco después, en 2016, con El bebé verde (Lunwerg), novela gráfica en la que narró su niñez y juventud trans: “Sufrir bullying en el colegio es una mierda. Si no mueres a causa de una paliza, creces odiando. Tu autoestima acaba hecha pedazos y es necesario mucho trabajo para reconstruirla”.

Una historia autobiográfica que, en palabras de ella misma, “hablaba de una realidad que no está muy explorada: personas trans contando nuestra propia historia sin victimismo, pero sin endulzar”. Un camino narrativo también investigado por autoras como Alana S. Portero, Camila Sosa Villada; o Valeria Vegas. “La gente indomable sigue existiendo, pero no sale en los medios, nosotras salimos porque hablamos bien, porque no somos putas. Es así de horrible, pero somos las buenas fieras”, le decía Marrero a Portero hace poco, en una entrevista en Eldiario.es.

Siempre reivindicativa —igual que incisiva y culta—, Marrero defendía que “lo marica tiene un origen callejero”. Y alertaba ante el aburguesamiento del colectivo LGTBIQ+: “Considero que es peligroso; te hace olvidar que eres una minoría”. “El Orgullo es como la Navidad gay: durante un par de semanas todos somos muy inclusivos y defendemos derechos, pero luego a algunos se les olvida”, criticaba el postureo inclusivo.

Marrero defendía también una visibilidad LGTBIQ+ hedonista, aunque escueza a algunos sectores de la sociedad: “Se nos pone en tela de juicio cuando nos soltamos la melena y eso es LGTBifobia. Cuanto más visibles somos, más violencia generamos. Hay mucha gente que se piensa que ya vivimos en un oasis y eso no es verdad. Hay que seguir luchando”, recordaba. Ella no dejaba de hacerlo.

En 2018, publicó We Can Be Heroes. Una celebración de la cultura LGTBQ+ (Lunwerg), en la que visibilizó referentes que han sido parte del colectivo: “Hay mucha gente de nuestro colectivo que no conoce los hitos de nuestra historia”. En los últimos dos años había lanzado sendos poemarios atravesados por ella misma, por su vida, sus vivencias y experiencias: Todo era por ser fuego. Poemas de chulos, trans y travestis (Continta me tienes, 2022); y, el más reciente, Derecho a cita (Continta me tienes, 2024). “Una confesión real, con elementos de ficción, recursos literarios, pero son poemas bastante confesionales”, describía.

En uno de sus poemas, Marrero avisaba sobre la muerte: “Si me encuentras muerta / cúbreme de flores”. “Haz una foto de mi cadáver / y ponla en un marco de plata, / enciende una vela en mi memoria. / Esta noche en este mundo / me maquillaré y me peinaré cuidadosamente”, escribía.

“En el limbo de las poetas ya brilla una nueva súper estrella”, han publicado Inés Plasencia y Víctor Mora, editores y amigos de Marrero, en sus redes sociales. “Hoy nuestra amiga, icono, artista, escritora, diva, todo eso y un increíble ser humano nos ha dejado. Se ha ido, ha querido irse porque ha decidido que ya no quería vivirla más. Porque tal vez no se lo pudieron fácil a pesar de ser una mujer de fuego, a pesar todo eso se ha ido, porque quiso o la obligaron”, ha escrito la política Carla Antonelli, senadora por Más Madrid y canaria como Marrero. “Adiós, amiga. Toda la luz”, la ha despedido Alana S. Portero: “Te vamos a querer siempre, Roberta. Siempre”.

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