Un terremoto de magnitud 7,2 ha sacudido a las 7.58 de este miércoles (hora local, 1.58 en la España peninsular) la isla de Taiwán. El temblor, en la costa oriental, ha causado hasta el momento nueve muertos, según el Gobierno taiwanés, más de 800 heridos y 127 personas atrapadas en un túnel y en edificios destruidos. Se trata del seísmo de mayor magnitud registrado en la isla desde 1999; entonces el desastre natural provocó unas 2.400 víctimas y cerca de 10.000 heridos. El Centro Sismológico de la Administración Meteorológica taiwanesa ha declarado que puede haber réplicas con una magnitud de entre 6,5 a 7,0 en los próximos tres o cuatro días. A mediodía, cuatro horas después del primer golpe, se habían registrado ya 58 réplicas, dos de ellas por encima de 6.
El epicentro, con una profundidad de 15,5 kilómetros, se ha situado a unos 25 kilómetros al sur-sudeste del centro de Gobierno del condado de Hualien, una zona montañosa poco poblada en la costa este del país. La vibración ha podido sentirse en toda la isla, según recoge la agencia de noticias taiwanesa CNA. El terremoto ha dejado imágenes de corrimientos de tierra, carreteras resquebrajadas, coches aplastados por los desprendimientos, edificios parcialmente derrumbados, grúas caídas y casas inclinadas y en precario equilibrio en el área urbana de Hualien.
Las autoridades han cancelado los servicios públicos de transporte en varias ciudades y han desalojado colegios y oficinas. También se ha emitido una alerta por riesgo de tsunami, que ha sido levantada después. Su potencia se ha sentido incluso en la ciudad de Hangzhou, en la costa de la China continental, a más de 700 kilómetros, recoge CNA. El país ha activado un mecanismo para tratar un gran número de pacientes, aunque de momento los hospitales designados no muestran signos de saturación, según ha dicho en una comparecencia Wang Bisheng, viceministro de Salud.
Entre las personas fallecidas, varios eran senderistas que fueron sorprendidos por la caída de rocas cuando practicaban este deporte. También ha habido una víctima sepultada en una zona minera, además de un muerto que ha sido aplastado en un coche en un aparcamiento. También ha fallecido un conductor de camiones al ser golpeado por los desprendimientos en un túnel, y una mujer que intentaba rescatar a su gato de un edificio derrumbado; la mujer había salido ilesa del temblor inicial, pero quedó atrapada por una réplica que se produjo después de volver a entrar en un bloque de ocho plantas, según la citada CNA. Un total de 28 edificios se han inclinado o derrumbado parcialmente en todo el país, la mayor parte de ellos en el condado de Hualien.
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“Tengan cuidado con las réplicas”
“Tengan cuidado con las réplicas y presten atención a la seguridad”, ha reclamado Tsai Ing-wen, la presidenta de Taiwán, a través de un mensaje publicado en redes sociales a mediodía, acompañado de una imagen suya en el Centro de Operaciones de Emergencias. A esa hora, el Centro de Respuesta ante los Desastres había registrado 933 sucesos en la isla; 491 de ellos en la ciudad de Nuevo Taipéi, la más poblada, según la citada agencia local.
“Nunca había experimentado un terremoto tan fuerte”, cuenta a través de un mensaje Yu-Ting Liu, periodista y traductora taiwanesa de 24 años. El temblor le ha pillado en su casa en Taoyuán, en el norte de la isla, a unos 115 kilómetros en línea recta desde Hualien. “Al principio no me he puesto nerviosa, porque en Taiwán se producen terremotos a menudo”. Pero no esperaba que fuera cada vez a más, y que sacudiera toda la pared “hacia arriba, hacia abajo, a la izquierda y a la derecha”. El muro parecía “a punto de derrumbarse”; “el suelo temblaba tan fuerte que casi no podía mantenerme en pie”. Ha acabado llorando asustada y abrazada a su padre; el seísmo, relata, ha durado un minuto.
“Ha sido bastante aterrador”, añade Kai Chang, consultor financiero de 29 años, que estaba recién levantado en su apartamento en un cuarto piso en Taipéi “bastante lejos del epicentro del terremoto”. Aún así ha sentido “una larga sacudida, tanto vertical como horizontal”, cuenta a través de mensaje. “Es sin duda el peor que he experimentado”.
A Jorge González, un español de 42 años residente en Taiwán desde hace 12, le ha sorprendido a solas en la sala de profesores de la Universidad Nacional de Taipéi, donde da clases de español. Estaba esperando para empezar la lección a las 8.10, cuando ha notado el temblor. Se ha quedado quieto, paralizado, esperando a que pase lo antes posible. “Soy muy miedoso y es una de las cosas a las que no me voy a acostumbrar de aquí. Es uno de los más fuertes que he sentido en estos 12 años”. Ha dado la clase con más o menos normalidad. Algún alumno ha avisado de que llegaba con retraso.
González trabaja además como gerente de exportaciones en Well-Link, uno de los principales fabricantes de dispositivos antisísmicos, apoyos estructurales y protección de equipos para edificios, infraestructuras e industrias de alta tecnología de la isla. Taiwán produce, entre otras cosas, cerca del 60% de los semiconductores del planeta y un 90% de los más avanzados, la mayoría a través de una sola compañía, TSMC, que se ha visto obligada a parar y evacuar algunas fábricas para garantizar la seguridad de los empleados. Otros productores de chips han informado también de cierres por precaución e inspecciones para evaluar posibles daños.
González, cuya empresa tiene como clientes a alguna de las compañías más punteras, cuenta que, hasta donde sabe, no se han reportado incidencias en estas industrias. Los edificios colapsados, hace notar, se ven como estructuras bastante viejas. Considera que el nivel de ingeniería sísmica de Taiwán, y su capacidad de investigación, está entre los mejores del mundo, junto a Japón y Estados Unidos. Y explica que las compañías tecnológicas protegen sus fábricas y máquinas con sistemas avanzados. Destaca además la ejemplaridad del comportamiento de los taiwaneses con un vídeo que comparte: se ve el interior de un vagón de metro que va en altura y lleno de viajeros; se bambolea de un lado a otro mientras en el exterior se observan los árboles meneándose. Pero los pasajeros permanecen sentados y en silencio.
Múltiples países han mostrado solidaridad y ofrecido su apoyo a Taiwán. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha destacado la ayuda que su país había recibido por parte de Taipéi tras el terremoto y tsunami de Tohoku en 2011 y el seísmo que sacudió la península de Noto a principios de este año. “Ahora, es nuestro vecino isleño quien se enfrenta a circunstancias difíciles, y Japón está dispuesto a proporcionar a Taiwán toda la ayuda necesaria”, ha dicho Kishida en un comunicado difundido en la red social X.
La Oficina de Asuntos de Taiwán de la República Popular China, país que reclama la isla autogobernada como una parte inalienable de su territorio, ha dado su “sentido pésame a los afectados” y se ha ofrecido a prestar su apoyo en las labores de socorro. “Apreciamos enormemente su preocupación, pero no hay necesidad de que la parte continental nos ayude en el alivio del desastre”, ha replicado en otro comunicado el Consejo de Asuntos Continentales de Taiwán, según recoge el diario hongkonés South China Morning Post.
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